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08/07/2014

Estrategias para la Prevención de Infecciones Nosocomiales: actualización del Compendio SHEA/IDSA

En 2008 se publicó en USA “A Compendium of Strategies to Prevent Healthcare-Associated Infections in Acute Care Hospitals”, un conjunto de recomendaciones para la prevención de las principales Infecciones Asociadas a la Asistencia Sanitaria (IAAS). Se trató del compendio de medidas más completo y consensuado publicado hasta el momento.

Ahora, en 2014, la revista Infection Control and Hospital Epidemiology (ICHE) está publicando su actualización. Creemos que este compendio de documentos supone la más importante aportación metodológica del momento a los programas de Prevención y Control de Infecciones (PCI). Por ello os avanzamos en este blog un resumen de lo publicado hasta la fecha.

Os ofrecemos un resumen de aquellos aspectos estrictamente relacionados con nuestra especialidad: Higiene, Desinfección y Antisepsia. Cabe destacar que las medidas higiénicas, junto con la educación y la monitorización, parecen imponerse universalmente como actuaciones transversales en todos los programas de PCI.

Los artículos que hemos resumido son los siguientes:

1. El rol de las actualizaciones 2014 (Art. Complementario)

2.  Prevención de Bacteriemias Relacionadas con Catéter Central (BRCC)

3. Prevención de Infecciones de Herida Quirúrgica (IHQ)

4.  Prevención de Infecciones de Tracto Urinario Asociadas a Catéter (ITUAC)

5. Prevención de Transmisiones e Infecciones de SARM

6. Prevención de Infecciones por Clostridium difficile (CDI)

7. Estrategias Horizontales vs Verticales (Art. Complementario)

8. Notas y referencias

1. El rol de las actualizaciones 2014:

ICHE 2014;35(5):460-463

Algunas cifras USA:

  • Las Infecciones Asociadas a la Asistencia Sanitaria (IAAS) son la 5ª causa de muerte en los hospitales de agudos.
  • En USA eso supone 1,7 millones de infecciones y unos 99.000 fallecimientos anuales.
  • El coste anual de las cinco principales IAAS para el sistema de salud USA ronda los 10 mil millones de dólares, sin contar sus costes sociales.
  • Unos 23.000 fallecimientos anuales son atribuibles en USA a infecciones por Bacterias Multi-Resistentes (BMR).

La implementación de bundles preventivos ha demostrado ser una herramienta eficaz en la reducción de IAAS.
Las IAAS son prevenibles en una alta proporción, pero el principal obstáculo es trasladar el conocimiento científico existente a su aplicación práctica, algo que requiere el esfuerzo conjunto de todos los organismos, empresas y personas implicadas.

La inversión económica en evidencia científica tiene su retorno en reducciones de costes y mejoras de la calidad sanitaria.

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2. Prevención de Bacteriemias Relacionadas con Catéter Central (BRCC):

ICHE2014;35(7):753-771

El riesgo de BRCC en la UCI es especialmente alto, pero hay que recordar que:

  • La mayoría de BRCC ocurren en realidad fuera de la UCI (porque se implantan muchos más catéteres centrales en cifras absolutas).
  • Las medidas de Control y Prevención son aplicables a otros pacientes cateterizados, como los de hemodiálisis, intraoperatorios y oncológicos.
  • No sólo los Catéteres Venosos Centrales (CVC) son susceptibles de infecciones graves, también lo son los arteriales periféricos.

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2.1. Medidas básicas a adoptar por todos los hospitales

– Higiene diaria con clorhexidina (CHG) de los pacientes críticos (Evidencia Nivel I)

  • En hospitalizaciones prolongadas, la higiene diaria con CHG es también una medida preventiva plausible.
  • El papel de la higiene regular con CHG fuera de las UCIs es aún discutido.
  • Aunque su uso en bebés menores de dos meses y prematuros es aún discutido, está ampliamente extendido. FDA y APSA recomiendan tal uso con precaución.

– Higiene de manos previa a la inserción o manipulación del catéter (Evidencia Nivel II).

– Uso de un carro o kit específicos que incluyan todos los componentes necesarios para la inserción aséptica del catéter (Evidencia Nivel II).

– Preparación cutánea con clorhexidina alcohólica como antiséptico (Evidencia Nivel I).

– Desinfección de puertos y conexiones del catéter antes de su acceso (Evidencia Nivel II)._E1C6680 - copia

  • Varios antisépticos pueden ser empleados, pero la CHG alcohólica parece tener un efecto más prolongado.
  • Es precisa una intensa fricción mecánica durante al menos 5 segundos.

– Los CVC no tunelados requieren cambios de los apósitos transparentes y antisepsia con CHG del área de inserción, cada 5-7 días o cada vez que el apósito esté sucio, despegado o húmedo (Evidencia Nivel II).

2.2. Medidas especiales a adoptar en hospitales donde la tasa de BRCC permanece alta

– Uso de CVCs impregnados con antisépticos o antibióticos en pacientes adultos cuando las tasas o riesgos de BRCC sean superiores a lo esperable (Evidencia Nivel I).

– Utilización de apósitos impregnados con CHG en pacientes mayores de dos meses (Evidencia Nivel I). Aunque no está claro el beneficio adicional de esta medida si se practica la higiene diaria del paciente con clorhexidina, y viceversa.

– Uso de tapones protectores de puertos y conexiones impregnados con antiséptico (Evidencia Nivel I). Nota de Vesismin: hasta donde sabemos, este tipo de productos carecen por ahora del marcado CE imprescindible para su uso en Europa. Es preciso pues incidir aún más en la desinfección de puertos y conectores.

2.3. Observaciones adicionales

– Se comentan los riesgos teóricos de que la utilización profusa de CHG pueda promover las cepas bacterianas menos susceptibles a ésta. No hay, sin embargo, ensayos estandarizados para tal susceptibilidad. Además, dicho impacto clínico es desconocido respecto a las Gram Negativas.

– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.

– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.

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3. Prevención de Infecciones de Herida Quirúrgica (IHQ):

ICHE 2014;35(6):605-627_MG_8801 baja res

La IHQ es la más frecuente y costosa de las IAAS, y es prevenible en un 60% de los casos aproximadamente.

3.1. Medidas básicas a adoptar por todos los hospitales

– Preparación preoperatoria de la piel con un antiséptico en base alcohólica siempre que sea posible (Evidencia Nivel I).

  • Los alcoholes son eficaces, pero carecen de efecto remanente, y están contraindicados en los casos en que no se sequen (riesgo de fuego p.ej. en presencia de pelo abundante), o para su aplicación en mucosas, ojos u oídos.
  • El biocida más eficaz en combinación con dichos alcoholes (CHG o yodóforo) está aún por decidir.
  • En ausencia de alcohol, es preferible la CHG, por su efecto remanente y actividad en presencia de materia orgánica.

– Implementación de políticas y procedimientos estandarizados basados en evidencia científica (Evidencia Nivel II).

  • La probabilidad de IHQ depende de una combinación compleja de características del paciente, microbiológicas, y del procedimiento quirúrgico.
  • Las primeras (características del paciente) no son modificables, pero incidir en las últimas (características del procedimiento) permite reducir las tasas de infección:

– Preparación y antisepsia del área quirúrgica y de las manos del equipo quirúrgico.
– Adherencia a la Higiene de Manos, incluso por parte de los miembros no-cirujanos del equipo.
– Reducción del tráfico innecesario en el quirófano.
– Cuidado y mantenimiento adecuados del quirófano, que incluyen el tratamiento apropiado del aire, y una óptima limpieza y desinfección del equipamiento y del entorno.

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3.2. Medidas especiales a adoptar en hospitales donde la tasa de IHQ permanece alta

– Cribado para S. aureus y descolonización de pacientes de alto riesgo, usualmente en procedimientos ortopédicos o cardiotorácicos (Evidencia Nivel II). La descolonización suele basarse en clorhexidina cutánea y/o mupirocina nasal.

– Lavado antiséptico de la herida quirúrgica (Evidencia Nivel II). Es una práctica común, aunque el antiséptico empleado puede cambiar. El más empleado hasta ahora ha sido la povidona diluida.

3.3. Medidas que NO es preciso adoptar como rutina para reducir IHQs

– No usar rutinariamente suturas impregnadas de antiséptico (Evidencia Nivel II).

.– No usar rutinariamente apósitos antisépticos (Evidencia Nivel I).

3.4. Cuestiones sin resolver

– Higiene pre-quirúrgica del paciente con CHG. Los baños con CHG reducen la colonización de la piel del paciente. Sin embargo, su papel en la reducción de IHQ no es aún claro. El máximo efecto antiséptico requiere alcanzar y mantener niveles suficientemente altos de CHG en la piel, por lo que los nuevos sistemas sin aclarado, basados en paños pre-impregnados, parecen prometedores.

.– Clorhexidina intra-nasal o faríngea, pre-operatoria.

.– Uso de bundles de medidas. Aunque son en general medidas favorables, los resultados han sido variables, en función de las medidas que los componen. Así pues, no hay aún consenso respecto a los componentes que debieran integrar un bundle eficaz.

3.5. Observaciones adicionales

– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.

.– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.

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4. Prevención de Infecciones de Tracto Urinario Asociadas a Catéter (ITUAC):

ICHE 2014;35(5):464-479

Fuente: MMequiposmedicos.comLa ITUAC se asocia con morbilidades moderadas, pero los catéteres urinarios son tan frecuentes que la carga total de infecciones hospitalarias es muy notable, y éstas pueden co-participar con otras complicaciones clínicas. .

4.1. Medidas básicas a adoptar por todos los hospitales

– Inserción de catéteres urinarios sólo cuando sean realmente precisos, y sólo durante el tiempo indicado (Evidencia Nivel II).

Higiene de manos (criterios CDC u OMS) antes de la inserción (según técnica aséptica), y antes y después de la manipulación del área de inserción o del dispositivo (Evidencia Nivel III).

– Uso de guantes, gasas, esponjas y lubricantes estériles, de un solo uso. La solución de limpieza del tracto del meato puede ser estéril o antiséptica (Evidencia Nivel III).

Desinfección previa del puerto de muestreo del catéter antes de la obtención de muestras de orina (Evidencia Nivel III).

– Higiene rutinaria: el empleo de soluciones antisépticas en el área externa del meato es innecesario (Evidencia Nivel III).

4.2. Medidas que NO es preciso adoptar como rutina para reducir ITUACs

– No usar rutinariamente catéteres impregnados de antibióticos o antisépticos (Evidencia Nivel I).

.– No irrigar rutinariamente el catéter (Evidencia Nivel II).

4.3. Cuestiones sin resolver

– Solución antiséptica vs. solución salina estéril para la higiene previa del tracto del meato antes de la inserción.

.– Uso de antimicrobianos urinarios como la metenamina.

4.4. Observaciones adicionales

– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.

.– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.

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5. Prevención de Transmisiones e Infecciones de SARM:

ICHE 2014;35(7):772-796

Fuente: Vantage Wire

Fuente imagen: Vantage Wire

– Las infecciones por Staphylococcus aureus Resistente a la Meticilina (SARM) son frecuentes y se asocian a mortalidades y morbilidades superiores a las de las cepas sensibles (SASM).

.– Se están obteniendo en algunas áreas mejoras en las tasas de infección por SARM, lo que muestra que hay claras posibilidades de mejora.

.– La transmisión de SARM es también clínicamente relevante, ya que los individuos colonizados son más susceptibles de contraer posteriores infecciones.

.– El uso de antibióticos promueve la selección de cepas resistentes en los hospitales, y los pacientes portadores (colonizados o infectados) representan un reservorio y fuente permanentes.

– Las vías de transmisión pueden ser complejas, pero hay mecanismos bien comprobados:

  • Los pacientes portadores contaminan su entorno y a los profesionales sanitarios que, a su vez, actúan como vectores a través de sus manos, prendas y equipamiento.
  • El riesgo de adquisición de SARM es más alto en habitaciones previamente ocupadas por pacientes portadores.

5.1. Medidas básicas a adoptar por todos los hospitales

– Promoción de las medidas de higiene de manos (criterios CDC u OMS) (Evidencia Nivel II).

– Precauciones de contacto con pacientes portadores, lo que no implica necesariamente aislamiento (Evidencia Nivel II).

– Limpieza y desinfección ambientales (Evidencia Nivel II):Gama169

  • Del entorno del paciente, p.ej. mesillas, raíles, lavabos, etc.
  • Del equipamiento, p.ej. estetoscopios, manguitos, etc.
  • Monitorización objetiva de estas prácticas de higiene.

– Educación del personal sanitario respecto a SARM (Evidencia Nivel III): es especialmente importante, porque las medidas clave suponen cierta modificación de su comportamiento (higiene de manos y ambiental).

 5.2. Medidas especiales a adoptar en hospitales donde la tasas de infección por SARM permanecen altas

– Medidas de cribado

  •  Cribado activo de portadores asintomáticos (Evidencia Nivel III): ello permite incorporarles también a las medidas de control adicionales (precauciones de contacto y descolonización).
  • Cribado para SARM del personal sanitario (Evidencia Nivel III): ello permite no sólo el trazado epidemiológico de brotes, sino también estrategias activas para su descolonización.

– Medidas de descolonización

  • Descolonización específica (ligada a cribado) (Evidencia Nivel II): especialmente útil en control de brotes. Basada en mupirocina nasal, con o sin baños de clorhexidina.
  • Descolonización universal de pacientes críticos en la UCI (incluso neonatal), y otras unidades de alto riesgo (Evidencia Nivel I): horizontal, independiente de cribado. Basada en baños de clorhexidina, con o sin mupirocina nasal. El uso de la mupirocina incide específicamente en S. aureus (SARM y SASM), mientras que la higiene con CHG tiene efecto sobre otros patógenos y sobre el conjunto de IAAS en la UCI.

5.3. Cuestiones sin resolver

– Descolonización universal: falta dilucidar si la mupirocina incrementa los beneficios del lavado diario con CHG, y evaluar estas intervenciones fuera de las UCIs.

– Incremento de resistencias a la mupirocina y a la CHG: de impacto desconocido por ahora, aunque la primera está tipificada y ya ha sido reportada.

– Uso universal de guantes y batas: está por ver el efecto sobre multi-resistentes no-SARM, así como el incremento de beneficios en asociación con la descolonización universal.

5. 4. Observaciones adicionales

– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.

– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.

– Se hace especial énfasis en la ejecución de programas de limpieza y desinfección ambientales:

  • Análisis de equipos y superficies, responsables, frecuencia, desinfectantes adecuados y tiempos de contacto requeridos.
  • Especial atención a las superficies de contacto más frecuente en el entorno del paciente.
  • Desinfección de todo equipamiento portátil reutilizable.
  • Los nuevos métodos no-touch (peróxido de hidrógeno, pulsos UV, superficies anti-microbianas) pueden aportar algunos beneficios, pero son caros, su eficacia clínica aún no tiene suficiente soporte y se trata de métodos suplementarios, nunca sustitutivos, de los rutinarios.

– Se refieren herramientas para la implementación de la descolonización universal:

  • Aunque se prioriza claramente el uso de paños de CHG 2% sin aclarado, no se excluye el de soluciones de lavado. Se advierte, sin embargo, que no aclarar soluciones al 4% puede ser irritante, pero que diluirlas disminuye su eficacia.
  • Se comentan las consideraciones a tener en cuenta en la higiene con CHG: precauciones, uso neonatal, manchas en ropa, compatibilidad con otros productos de uso cutáneo, etc.

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6. Prevención de Infecciones por Clostridium difficile (CDI) :

ICHE 2014;35(6):628-645

– Ya hoy, la CDI es una de las IAAS más frecuentes en USA, y con tasas crecientes en Canadá y Europa.

– Los pacientes de edad avanzada son los más afectados.

– También la severidad de las infecciones está en aumento: la cepa CD 027 es especialmente productora de toxinas.

– Clostridium difficile (CD) comparte algunas características epidemiológicas con otras BMR hospitalarias, pero se distingue por su formación de esporas. Ello reduce drásticamente su sensibilidad a los antisépticos y a la gran mayoría de desinfectantes.

Clostridium difficile

6.1. Medidas básicas a adoptar por todos los hospitales

– Precauciones de contacto en pacientes infectados (preferentemente en habitaciones individuales):

  • Higiene de manos (Evidencia Nivel III)
  • Uso de guantes (Evidencia Nivel II)
  • Uso de bata (Evidencia Nivel III)
  • Habitación individual (Evidencia Nivel III)

– Limpieza y desinfección de equipamiento y entorno (Evidencia Nivel II).Jet con cuña

  • Las superficies más contaminadas están en el interior de la habitación: mobiliario, equipamiento clínico y otras superficies habitualmente tocadas por paciente y/o cuidador.
  • Los equipos deben ser preferentemente empleados en exclusiva por un paciente y en su habitación. Cuando ello no sea posible, es necesaria una desinfección estricta entre pacientes.
  • Aunque no está clara la necesidad de inactivar las esporas, se usarán preferentemente soluciones desinfectantes con capacidad esporicida testada en las condiciones de uso y tiempos de contacto requeridos.
  • Desarrollo de protocolos específicos para la limpieza y desinfección de equipamiento y entorno.
  • Es preciso evaluar la adherencia a esos protocolos, y se refieren las herramientas.
  • Dada la alta rotación del personal de limpieza, es preciso educarles con frecuencia en las técnicas de limpieza y desinfección para la prevención de CDI.

– Monitorización de la adherencia a la higiene de manos (criterios CDC u OMS) (Evidencia Nivel III).

  • Las soluciones hidroalcohólicas no son esporicidas, pero su uso tampoco ha causado aumentos en las tasas de CDI, por lo que la controversia de su uso sigue sin elucidar.
  • De todas formas, el uso adecuado de guantes ya reduce de por sí esa vía de transmisión.Fuse Surfaces sin fondo

6.2. Medidas especiales a adoptar en hospitales donde la tasas de infección por CDI permanecen altas

– Medidas para minimizar la transmisión de CD entre personas

  • Intensificar la evaluación de la adherencia a las precauciones de contacto e higiene de manos (Evidencia Nivel III).
  • Durante brotes, o con CDI hiperendémica, puede adoptarse la higiene de manos con agua y jabón a la salida de la habitación (Evidencia Nivel III), pero:

– Sustituir soluciones hidroalcohólicas por jabonosas no antisépticas reduce la eficacia frente a bacterias no esporulantes.
– El lavado jabonoso de manos tampoco reduce tanto la carga de esporas.
– El uso de guantes ya reduce la contaminación de las manos con CD.

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  • Colocar todos los pacientes con diarrea bajo precauciones de contacto hasta que se confirme o no la CDI (Evidencia Nivel III).
  • Prolongar las precauciones de contacto de pacientes con CDI hasta su alta, aunque ya no muestren síntomas (Evidencia Nivel III).

– Medidas para minimizar la transmisión de CD desde el ambiente

  • Evaluar la adecuación de la higiene de la habitación (Evidencia Nivel III).
  • Aspectos importantes a evaluar: dilución de productos, técnica empleada, superficies de mayor contacto, frecuencia de recambio de elementos de limpieza, etc.
  • La monitorización mediante el uso de rotuladores fluorescentes o de la luminiscencia de ATP es eficaz para mejorar los resultados de la limpieza y desinfección, pero no es medida específica de la reducción de esporas de CD. Y los medios basados en cultivo de esporas no son recomendables.
  • Empleo de soluciones desinfectantes esporicidas (usualmente clorados) para la higiene ambiental (Evidencia Nivel III). Decidir e implementar los productos, modo de uso, protocolización de la limpieza, compatibilidad con materiales y presencia de personas, etc., puede ser complejo, y requiere análisis y acuerdo entre las partes implicadas.

6.3. Cuestiones sin resolver

– Uso de guantes y bata por parte de los familiares de los pacientes. Como mínimo, éstos deben ser instruidos en la higiene de manos.

– Hay disponibles nuevos métodos no-touch (peróxido de hidrógeno y pulsos UV) que muestran eficacia esporicida en condiciones de uso pero, nunca eliminan la necesidad de limpiar manualmente las superficies sucias. Además, la aplicación manual de productos esporicidas ya puede dar excelentes resultados, por lo que la conveniencia de incorporar estos nuevos métodos a la práctica clínica está aún por resolver.

6.4. Observaciones adicionales

– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.

– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.

 

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7. Estrategias Horizontales vs Verticales:

 ICHE 2014;35(7):797-801

Lab Vesismin

Las estrategias de prevención de infecciones nosocomiales siguen dos caminos conceptuales:

Aproximaciones verticales, basadas en la vigilancia activa de patógenos concretos y en medidas específicas para evitar su transmisión.

Aproximaciones horizontales, procedimientos estandarizados y universales, inespecíficos y, por tanto, eficaces contra una amplia gama de microorganismos. Básicamente, se trata de medidas higiénicas.

Ambas estrategias no son mutuamente excluyentes, pero la mayoría de expertos opinan hoy que, dada la diversidad de potenciales patógenos nosocomiales, las estrategias horizontales suelen ofrecer relaciones coste/eficacia más ventajosas para los hospitales.

Así pues, la posición de los autores es la de asegurar la adherencia a las medidas horizontales básicas:

  • Higiene de manos
  • Gestión del uso de antibióticos
  • Descontaminación del entorno del paciente
  • Descolonización universal en aquellas áreas y situaciones en que el riesgo lo justifique

Y practicar vigilancia activa y otras medidas verticales cuando se trate de patógenos epidemiológicamente relevantes de nueva aparición y/o poco habituales, o bien para controlar brotes de patógenos concretos.


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8. Notas y referencias

Este compendio SHEA/IDSA es probablemente la referencia más importante en Prevención y Control de Infecciones de los últimos años. Recoge una actualización completa del “A Compendium of Strategies to Prevent Healthcare-Associated Infections in Acute Care Hospitals”, publicado en 2008 en USA, el compendio de medidas más completo y consensuado publicado hasta el momento y que venía auspiciado por un impresionante elenco de organizaciones:

Society for Healthcare Epidemiology of America (SHEA)

Infectious Diseases Society of America (IDSA)

American Hospital Association (AHA)

Association for Professionals in Infection Control and Epidemiology (APIC)

The Joint Commission

Y con la participación del CDC, Institute for Healthcare Improvement (IHI), Pediatric Infectious Diseases Society (PIDS), Society for Critical Care Medicine (SCCM), Society for Hospital Medicine (SHM), y Surgical Infection Society (SIS).

 Y ahora, en 2014, la revista Infection Control and Hospital Epidemiology (ICHE) está publicando su actualización completa. De hecho, aún faltan por publicar las actualizaciones referentes a la prevención de Neumonías Asociadas a Ventilación Mecánica (NAVM) y a Higiene de Manos, que también os resumiremos en cuanto aparezcan.

 Si buscáis lectura para el verano, podéis descargar libremente los documentos completos desde:

www.shea-online.org/PriorityTopics/CompendiumofStrategiestoPreventHAIs.aspx

 Creemos que este compendio de documentos, muy bien organizado, supone la más importante aportación metodológica del momento a los programas de Prevención y Control de Infecciones (PCI).

 Si tenéis problemas para acceder a los documentos originales, a los enlaces accesorios u a otras piezas de la bibliografía, no dudéis en hacérnoslo saber.

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