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A nuestros clientes Desde Vesismin Health queremos agradecer el extraordinario trabajo que está realizando todo el…
En 2008 se publicó en USA “A Compendium of Strategies to Prevent Healthcare-Associated Infections in Acute Care Hospitals”, un conjunto de recomendaciones para la prevención de las principales Infecciones Asociadas a la Asistencia Sanitaria (IAAS). Se trató del compendio de medidas más completo y consensuado publicado hasta el momento.
Ahora, en 2014, la revista Infection Control and Hospital Epidemiology (ICHE) está publicando su actualización. Creemos que este compendio de documentos supone la más importante aportación metodológica del momento a los programas de Prevención y Control de Infecciones (PCI). Por ello os avanzamos en este blog un resumen de lo publicado hasta la fecha.
Os ofrecemos un resumen de aquellos aspectos estrictamente relacionados con nuestra especialidad: Higiene, Desinfección y Antisepsia. Cabe destacar que las medidas higiénicas, junto con la educación y la monitorización, parecen imponerse universalmente como actuaciones transversales en todos los programas de PCI.
Los artículos que hemos resumido son los siguientes:
1. El rol de las actualizaciones 2014 (Art. Complementario)
2. Prevención de Bacteriemias Relacionadas con Catéter Central (BRCC)
3. Prevención de Infecciones de Herida Quirúrgica (IHQ)
4. Prevención de Infecciones de Tracto Urinario Asociadas a Catéter (ITUAC)
5. Prevención de Transmisiones e Infecciones de SARM
6. Prevención de Infecciones por Clostridium difficile (CDI)
7. Estrategias Horizontales vs Verticales (Art. Complementario)
ICHE 2014;35(5):460-463
Algunas cifras USA:
La implementación de bundles preventivos ha demostrado ser una herramienta eficaz en la reducción de IAAS.
Las IAAS son prevenibles en una alta proporción, pero el principal obstáculo es trasladar el conocimiento científico existente a su aplicación práctica, algo que requiere el esfuerzo conjunto de todos los organismos, empresas y personas implicadas.
La inversión económica en evidencia científica tiene su retorno en reducciones de costes y mejoras de la calidad sanitaria.
ICHE2014;35(7):753-771
El riesgo de BRCC en la UCI es especialmente alto, pero hay que recordar que:
– Higiene diaria con clorhexidina (CHG) de los pacientes críticos (Evidencia Nivel I)
– Higiene de manos previa a la inserción o manipulación del catéter (Evidencia Nivel II).
– Uso de un carro o kit específicos que incluyan todos los componentes necesarios para la inserción aséptica del catéter (Evidencia Nivel II).
– Preparación cutánea con clorhexidina alcohólica como antiséptico (Evidencia Nivel I).
– Desinfección de puertos y conexiones del catéter antes de su acceso (Evidencia Nivel II).
– Los CVC no tunelados requieren cambios de los apósitos transparentes y antisepsia con CHG del área de inserción, cada 5-7 días o cada vez que el apósito esté sucio, despegado o húmedo (Evidencia Nivel II).
– Uso de CVCs impregnados con antisépticos o antibióticos en pacientes adultos cuando las tasas o riesgos de BRCC sean superiores a lo esperable (Evidencia Nivel I).
– Utilización de apósitos impregnados con CHG en pacientes mayores de dos meses (Evidencia Nivel I). Aunque no está claro el beneficio adicional de esta medida si se practica la higiene diaria del paciente con clorhexidina, y viceversa.
– Uso de tapones protectores de puertos y conexiones impregnados con antiséptico (Evidencia Nivel I). Nota de Vesismin: hasta donde sabemos, este tipo de productos carecen por ahora del marcado CE imprescindible para su uso en Europa. Es preciso pues incidir aún más en la desinfección de puertos y conectores.
– Se comentan los riesgos teóricos de que la utilización profusa de CHG pueda promover las cepas bacterianas menos susceptibles a ésta. No hay, sin embargo, ensayos estandarizados para tal susceptibilidad. Además, dicho impacto clínico es desconocido respecto a las Gram Negativas.
– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.
– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.
ICHE 2014;35(6):605-627
La IHQ es la más frecuente y costosa de las IAAS, y es prevenible en un 60% de los casos aproximadamente.
– Preparación preoperatoria de la piel con un antiséptico en base alcohólica siempre que sea posible (Evidencia Nivel I).
– Implementación de políticas y procedimientos estandarizados basados en evidencia científica (Evidencia Nivel II).
– Preparación y antisepsia del área quirúrgica y de las manos del equipo quirúrgico.
– Adherencia a la Higiene de Manos, incluso por parte de los miembros no-cirujanos del equipo.
– Reducción del tráfico innecesario en el quirófano.
– Cuidado y mantenimiento adecuados del quirófano, que incluyen el tratamiento apropiado del aire, y una óptima limpieza y desinfección del equipamiento y del entorno.
– Cribado para S. aureus y descolonización de pacientes de alto riesgo, usualmente en procedimientos ortopédicos o cardiotorácicos (Evidencia Nivel II). La descolonización suele basarse en clorhexidina cutánea y/o mupirocina nasal.
– Lavado antiséptico de la herida quirúrgica (Evidencia Nivel II). Es una práctica común, aunque el antiséptico empleado puede cambiar. El más empleado hasta ahora ha sido la povidona diluida.
– No usar rutinariamente suturas impregnadas de antiséptico (Evidencia Nivel II).
.– No usar rutinariamente apósitos antisépticos (Evidencia Nivel I).
– Higiene pre-quirúrgica del paciente con CHG. Los baños con CHG reducen la colonización de la piel del paciente. Sin embargo, su papel en la reducción de IHQ no es aún claro. El máximo efecto antiséptico requiere alcanzar y mantener niveles suficientemente altos de CHG en la piel, por lo que los nuevos sistemas sin aclarado, basados en paños pre-impregnados, parecen prometedores.
.– Clorhexidina intra-nasal o faríngea, pre-operatoria.
.– Uso de bundles de medidas. Aunque son en general medidas favorables, los resultados han sido variables, en función de las medidas que los componen. Así pues, no hay aún consenso respecto a los componentes que debieran integrar un bundle eficaz.
– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.
.– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.
ICHE 2014;35(5):464-479
La ITUAC se asocia con morbilidades moderadas, pero los catéteres urinarios son tan frecuentes que la carga total de infecciones hospitalarias es muy notable, y éstas pueden co-participar con otras complicaciones clínicas. .
– Inserción de catéteres urinarios sólo cuando sean realmente precisos, y sólo durante el tiempo indicado (Evidencia Nivel II).
– Higiene de manos (criterios CDC u OMS) antes de la inserción (según técnica aséptica), y antes y después de la manipulación del área de inserción o del dispositivo (Evidencia Nivel III).
– Uso de guantes, gasas, esponjas y lubricantes estériles, de un solo uso. La solución de limpieza del tracto del meato puede ser estéril o antiséptica (Evidencia Nivel III).
– Desinfección previa del puerto de muestreo del catéter antes de la obtención de muestras de orina (Evidencia Nivel III).
– Higiene rutinaria: el empleo de soluciones antisépticas en el área externa del meato es innecesario (Evidencia Nivel III).
– No usar rutinariamente catéteres impregnados de antibióticos o antisépticos (Evidencia Nivel I).
.– No irrigar rutinariamente el catéter (Evidencia Nivel II).
– Solución antiséptica vs. solución salina estéril para la higiene previa del tracto del meato antes de la inserción.
.– Uso de antimicrobianos urinarios como la metenamina.
– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.
.– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.
ICHE 2014;35(7):772-796
– Las infecciones por Staphylococcus aureus Resistente a la Meticilina (SARM) son frecuentes y se asocian a mortalidades y morbilidades superiores a las de las cepas sensibles (SASM).
.– Se están obteniendo en algunas áreas mejoras en las tasas de infección por SARM, lo que muestra que hay claras posibilidades de mejora.
.– La transmisión de SARM es también clínicamente relevante, ya que los individuos colonizados son más susceptibles de contraer posteriores infecciones.
.– El uso de antibióticos promueve la selección de cepas resistentes en los hospitales, y los pacientes portadores (colonizados o infectados) representan un reservorio y fuente permanentes.
– Las vías de transmisión pueden ser complejas, pero hay mecanismos bien comprobados:
– Promoción de las medidas de higiene de manos (criterios CDC u OMS) (Evidencia Nivel II).
– Precauciones de contacto con pacientes portadores, lo que no implica necesariamente aislamiento (Evidencia Nivel II).
– Limpieza y desinfección ambientales (Evidencia Nivel II):
– Educación del personal sanitario respecto a SARM (Evidencia Nivel III): es especialmente importante, porque las medidas clave suponen cierta modificación de su comportamiento (higiene de manos y ambiental).
– Medidas de cribado
– Medidas de descolonización
– Descolonización universal: falta dilucidar si la mupirocina incrementa los beneficios del lavado diario con CHG, y evaluar estas intervenciones fuera de las UCIs.
– Incremento de resistencias a la mupirocina y a la CHG: de impacto desconocido por ahora, aunque la primera está tipificada y ya ha sido reportada.
– Uso universal de guantes y batas: está por ver el efecto sobre multi-resistentes no-SARM, así como el incremento de beneficios en asociación con la descolonización universal.
– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.
– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.
– Se hace especial énfasis en la ejecución de programas de limpieza y desinfección ambientales:
– Se refieren herramientas para la implementación de la descolonización universal:
ICHE 2014;35(6):628-645
– Ya hoy, la CDI es una de las IAAS más frecuentes en USA, y con tasas crecientes en Canadá y Europa.
– Los pacientes de edad avanzada son los más afectados.
– También la severidad de las infecciones está en aumento: la cepa CD 027 es especialmente productora de toxinas.
– Clostridium difficile (CD) comparte algunas características epidemiológicas con otras BMR hospitalarias, pero se distingue por su formación de esporas. Ello reduce drásticamente su sensibilidad a los antisépticos y a la gran mayoría de desinfectantes.
– Precauciones de contacto en pacientes infectados (preferentemente en habitaciones individuales):
– Limpieza y desinfección de equipamiento y entorno (Evidencia Nivel II).
– Monitorización de la adherencia a la higiene de manos (criterios CDC u OMS) (Evidencia Nivel III).
– Medidas para minimizar la transmisión de CD entre personas
– Sustituir soluciones hidroalcohólicas por jabonosas no antisépticas reduce la eficacia frente a bacterias no esporulantes.
– El lavado jabonoso de manos tampoco reduce tanto la carga de esporas.
– El uso de guantes ya reduce la contaminación de las manos con CD.
– Medidas para minimizar la transmisión de CD desde el ambiente
– Uso de guantes y bata por parte de los familiares de los pacientes. Como mínimo, éstos deben ser instruidos en la higiene de manos.
– Hay disponibles nuevos métodos no-touch (peróxido de hidrógeno y pulsos UV) que muestran eficacia esporicida en condiciones de uso pero, nunca eliminan la necesidad de limpiar manualmente las superficies sucias. Además, la aplicación manual de productos esporicidas ya puede dar excelentes resultados, por lo que la conveniencia de incorporar estos nuevos métodos a la práctica clínica está aún por resolver.
– Es responsabilidad del personal sanitario y auxiliar asegurar el cumplimiento en todas las ocasiones de las prácticas básicas de Control y Prevención de Infecciones: higiene de manos, precauciones estándar y de aislamiento, y limpieza y desinfección de equipamiento y entorno del paciente.
– Se ofrecen criterios y ejemplos para la implementación de estrategias, la monitorización y reporte (interno y externo) de la adherencia a los procedimientos básicos, y de su incidencia en las tasas de infección.
ICHE 2014;35(7):797-801
Las estrategias de prevención de infecciones nosocomiales siguen dos caminos conceptuales:
Aproximaciones verticales, basadas en la vigilancia activa de patógenos concretos y en medidas específicas para evitar su transmisión.
Aproximaciones horizontales, procedimientos estandarizados y universales, inespecíficos y, por tanto, eficaces contra una amplia gama de microorganismos. Básicamente, se trata de medidas higiénicas.
Ambas estrategias no son mutuamente excluyentes, pero la mayoría de expertos opinan hoy que, dada la diversidad de potenciales patógenos nosocomiales, las estrategias horizontales suelen ofrecer relaciones coste/eficacia más ventajosas para los hospitales.
Así pues, la posición de los autores es la de asegurar la adherencia a las medidas horizontales básicas:
Y practicar vigilancia activa y otras medidas verticales cuando se trate de patógenos epidemiológicamente relevantes de nueva aparición y/o poco habituales, o bien para controlar brotes de patógenos concretos.
Este compendio SHEA/IDSA es probablemente la referencia más importante en Prevención y Control de Infecciones de los últimos años. Recoge una actualización completa del “A Compendium of Strategies to Prevent Healthcare-Associated Infections in Acute Care Hospitals”, publicado en 2008 en USA, el compendio de medidas más completo y consensuado publicado hasta el momento y que venía auspiciado por un impresionante elenco de organizaciones:
Society for Healthcare Epidemiology of America (SHEA)
Infectious Diseases Society of America (IDSA)
American Hospital Association (AHA)
Association for Professionals in Infection Control and Epidemiology (APIC)
Y con la participación del CDC, Institute for Healthcare Improvement (IHI), Pediatric Infectious Diseases Society (PIDS), Society for Critical Care Medicine (SCCM), Society for Hospital Medicine (SHM), y Surgical Infection Society (SIS).
Y ahora, en 2014, la revista Infection Control and Hospital Epidemiology (ICHE) está publicando su actualización completa. De hecho, aún faltan por publicar las actualizaciones referentes a la prevención de Neumonías Asociadas a Ventilación Mecánica (NAVM) y a Higiene de Manos, que también os resumiremos en cuanto aparezcan.
Si buscáis lectura para el verano, podéis descargar libremente los documentos completos desde:
www.shea-online.org/PriorityTopics/CompendiumofStrategiestoPreventHAIs.aspx
Creemos que este compendio de documentos, muy bien organizado, supone la más importante aportación metodológica del momento a los programas de Prevención y Control de Infecciones (PCI).
Si tenéis problemas para acceder a los documentos originales, a los enlaces accesorios u a otras piezas de la bibliografía, no dudéis en hacérnoslo saber.
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